Alfombras - LA NACION

2022-06-25 11:19:15 By : Mr. Jacky Wang

Para conseguir una ambientación personalizada con un toque de refinamiento y, sobre todo, muy confortable, la industria textil y los comercios del ramo proponen distintos tipos de alfombras que responden con eficiencia y buen gusto a las exigencias de los más variados programas arquitectónicos.

Conviene recordar que la alfombra es un aislante térmico y acústico de alta participación en la reducción de la polución sonora, evita los traumatismos provocados por golpes en las caídas y reduce la fatiga al caminar. La oferta del mercado se compone de los típicos alfombramientos de pared a pared, y de alfombras y carpetas antiguas o nuevas, confeccionadas según las técnicas tradicionales de diferentes culturas orientales como las persas, las otomanas, las chinas, los dhurries de la India y los kilims.

Los alfombramientos de pared a pared, conocidos como moquettes, se comercializan en rollos o baldosas y son tejidos según diferentes procesos de manufactura. Los telares tipo Tufting y Wilton son los más utilizados en la actualidad.

El telar Wilton sirve para obtener un tejido jacquard y los más completos admiten motivos de hasta cinco colores diferentes.

El telar Tufting, en cambio, posee una barra con una cantidad variable de agujas que suben y bajan al mismo tiempo, colocando cada puntada o nudo de la alfombra. El sistema utiliza una base que ingresa ya prefabricada. Los nudos se fijan a la base mediante una capa de látex vulcanizado a una temperatura de 150 grados centígrados. La base más común es la de polipropileno, pero para los alfombramientos en baldosas se reemplaza por una mezcla de PVC y fibra de vidrio para otorgar estabilidad dimensional a las piezas.

La firma Karavell agregó recientemente un moderno sistema computarizado, el Full Repeat Scroll (FRS), que teje mediante un sofisticado mecanismo y permite el control individual de cada hilo. Con este método es posible obtener un efecto en relieve y realizar diseños de hasta 4 metros de ancho.

En el país es posible todavía obtener vellones de lana pura a precios competitivos. En estos casos, los hilados son objeto de un tratamiento antipolilla definitivo.

Los alfombramientos de pura lana se reconocen por su elegancia y suavidad y ostentan un alto peso que ronda los 3600 gramos por metro cuadrado. La alfombra así obtenida es duradera, muy mullida y su precio ronda los 50 pesos por metro cuadrado. Se consiguen en una gran variedad de colores y entre las firmas tradicionales del ramo. El Espartano propone, con un pequeño costo adicional, modelos exclusivos, tejidos según un diseño por pedido cuando la cantidad requerida supera los 200 metros.

Los alfombramientos con un alto porcentaje de lana y alrededor de un 20% de fibras de nylon (las fibras pueden ser Antron de Dupont o Monsanto y en todos los casos se importan), conservan algunas de las características más relevantes de las alfombras de pura lana y son elásticas, algo más económicas y de menor gramaje por metro cuadrado.

Las alfombras realizadas con un ciento por ciento de Antron tienen un excelente rendimiento, ya que estas fibras otorgan a los tejidos una gran resistencia al desgaste abrasivo, evitando las deformaciones producidas por las pisadas, no despeluzan, tienen propiedades antiestáticas y son autoextinguibles.

La Europea comercializa más de mil modelos diferentes de alfombramientos realizados en fibras de nylon Antron, fabricados en los Estados Unidos por la empresa líder Shaw Industries.

Las alfombras persas y carpetas artesanales se utilizan en la decoración de ambientes para realzar sectores y conformar áreas especiales.

Nazar Kerestegian, propietario de la firma homónima, se ocupa de importar desde Oriente todo tipo de alfombras persas, turcas y kilims en una amplia variedad de diseños, tejidas en forma artesanal y teñidas con colorantes naturales de primera calidad. En el local es posible encontrar alguna antigüedad así como alfombras chinas de excelente factura y terminación.

Kalpakian Alfombras lanza este año una exclusiva colección de carpetas con el nombre de Renacimiento. Réplicas de las piezas destacadas de las famosas colecciones Aubusson y Savonnerie y otras turcas y egipcias pueden ser admiradas en los locales de la firma.

Las alfombras hechas a mano ocuparon un lugar de privilegio en el arte antiguo y, luego de varios años de oscurantismo, vuelven ahora a ser revalorizadas como sinónimo de buen gusto y sofisticación.

Alrededor de ellas se han elaborado los mitos más extravagantes. Se las imaginó voladoras, valiosas como la más exquisita de las joyas e indispensables a la hora de recogerse a orar con la mirada hacia La Meca. Fueron parte de la dote de las princesas consortes, regalos preciados por emires y sultanes, abrigo de humildes nómades y hasta alforjas de camello.

Sin duda, su origen se remonta al arte místico islámico y chino. De hecho, la palabra alfombra deriva del vocablo árabe alhombra, que se traduce como estera o tejido de distintas fibras utilizado para cubrir el suelo y las paredes.

La más antigua que se conoce es la de Pazyryk y fue descubierta por arqueólogos rusos en la región de Mongolia. La pieza tiene más de 2400 años.

Otro de los prodigios del arte antiguo encontrados es una alfombra de la mezquita de Ahrdebil que hacía de cobertor en la tumba del sha Ismaíl. Tiene más de 600 años y ahora coleccionistas y curiosos pueden disfrutarla en el Museo de Victoria and Albert, en Londres.

En general es posible distinguir entre las alfombras nacidas en la tradición mahometana dos clases de diseños: uno de motivos geométricos simples (llamados gül), históricamente tejidos por las tribus nómades, y otro más culto conocido como persa y engendrado en las principales ciudades del imperio, con flores de diseño cálido y poético.

En todos los tiempos se han tejido las alfombras conocidas como Mizrahb y son piezas de oración de tamaño pequeño con motivos de pórticos arábigos, cuya punta se orienta hacia La Meca. Los religiosos creen que este tipo de alfombra encierra una energía cósmica.

A medida que el llamado arte comunista pierde vigencia, los pueblos de Oriente vuelven a encontrar en el tejido de estas piezas una actividad económica importante y una manera de transmitir a Occidente los valores más elevados de su religión. Si bien la técnica de los maestros artesanos se ha perdido ineludiblemente, hoy se tejen reproducciones de muy buena calidad de alfombras persas de las zonas de Naín, Keschan, Schyraz, iraníes de Bokhara y Chekken, afganas con motivos de pata de elefante, armenias de Oushak, Sivak y Hereke y caucásicas de Karavak, Kazak y Kouba. Todas estas regiones geográficas utilizan motivos algo distintos para tejer, aunque siempre son observadas las rigurosas normas religiosas que, entre otras, exigen evitar el uso del verde, considerado como el color del profeta.

También se consiguen reproducciones de las alfombras hechas según los maestros armenios en Francia, conocidas como las Savonnerie, y en Inglaterra, las Aubusson.

Las alfombras chinas utilizan diseños diferentes. Aparecen en ellas los símbolos de la larga vida, la fertilidad y la abundancia, nacidos en la tradición budista y taoísta. En colores pasteles se descubren pájaros, flores, cañas de bambú, cestas, abanicos y dragones.

Copyright 2022 SA LA NACION | Todos los derechos reservados

Descargá la aplicación de LA NACION. Es rápida y liviana.

¿Querés recibir notificaciones de alertas?

Ha ocurrido un error de conexión